jueves, 6 de noviembre de 2014

DALI FARRAN DE MORA

(escrito en pleno sprint final de LAS CONFESIONES INCONFESABLES DE SALVADOR DALI)


De todos los devenires y epigonías del Salvador (Dalí), la mayoría fallid@s (remito a la radiografía que hizo Joaquín Reyes del triángulo fangórico como paradigma de tales fallos, que podrían englobar también a tarascas de la poliandria misándrica satelizadas por la ranita Etxebarría o a forofos de Houillebeq -incluido el propio MH, tan fallido en su antiencarnación daliniana de convertir la bilis en oro cuando lo gozosamente joyesco y ortodoxo es la mierda y el pipí, que naturalmente rima con Dalí- o a otrora luminosos girasoles que en el perpetuo y estéril cuento de la buena pipa de su perenne fuga hacia la desmemoria acaban por anticipar su propio Alzheimer), sólo Warhol y su encarnación póstuma (valga la flinflunflancia) y superadora (por no haberse topado jamás con la Valerie Solanas que lo desinfle), el homófilo homófobo David Farrán de Mora están a la altura de la etopeya paranoico/crítica. Tanto Warhol como David se identifican contradictoriamente con su matriz daliniana convirtiendo la verborrea original en esotérico laconismo de Mr Chance y saben estar en todos los sitios en que hay que saber estar como nunca sabrán hacerlo ni Forrest Gump ni su sosias EXpañolito el pequeño Nicolás.

DAVID FARRAN DE MORA, cuyo tuétano sólo el monje zen Dildo Landeira y este testigo profético de su grandeza davidófica (en aquella novela que -muy dalinianamente- se editó sin editarse y que muy pocos han leído -y menos aún entendido-) hemos degustado analíticamente, ha sabido, implacablemente daliniano y warholiano, no hacer jamás concesiones a esa ordinariez supina y lobbysta de "la buena conciencia" (tan farisaica y constantinamente zeroliana) y dedicarse a la investigación y desarrollo de Su proyecto (el proyecto DAVID FARRAN DE MORA) con el rigor y la seriedad con que un cartujo se concentra en focalizarse hacia Dios.

Bienaventurado David, que, a diferencia de tantas decepcionantes excrecencias pseudodalinianas y pseudowarholianas, está espartanamente A LO SUYO (esto es, a lo de él y de sus magistrales matrices), y nunca, nunca, nunca para gilipolleces.



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