...para compensar tal limbo infernalmente falaz, descubro a Schmitt, o releo/leo a propos de Stalin (y, de paso, me interno por vez primera en la concisa amenidad de sus escritos), o continúo la siempre esclarecedora exploración de Heidegger, o enriquezco (aún más si cabe -los nombres mentados de don Carl y don Martin ya presupondrían redundancia-) mi médula KR (konservadora revolucionaria) con Moeller Van Den Bruck o con el Spengler posterior a su obra paradigmática. Otros prefieren continuar pendientes de los culebrones demagorreicos y pseudocainitas... Ni ellos ni yo pintamos una mierda en el juego puntual de los titiriteros pero creo que yo, al menos, dispongo mejor de mi Tiempo (vamos, de mi Ser).
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